miércoles, 22 de mayo de 2019

El modelo de estrés familiar en la adolescencia: MEFAD


El modelo de estrés familiar en la adolescencia: MEFAD



La idea de que la adolescencia es difícil se encuentra íntimamente relacionada con tres aspectos clave; mayores niveles de conflicto con los padres, alteraciones del estado de ánimo y mayor implicación en conductas de riesgo. Además, cada uno de estos aspectos tiene diferentes momentos críticos y son una fuente de estrés en el medio familiar; el conflicto con los padres en la primera adolescencia, las alteraciones del estado de ánimo en la adolescencia media y las conductas de riesgo en la adolescencia tardía (Estevez y Musitu, 2016).




Modelo de estrés

Este modelo permite analizar el ajuste familiar, así como el bienestar psicosocial de sus miembros, en aquellas familias con un hijo o hija adolescente. En concreto, el modelo explora aquellas variables familiares que favorecen o dificultan esta transición. Su objetivo es facilitar a los profesionales (psicólogos, trabajadores sociales, pedagogos, educadores sociales) una guía y un instrumento útil a través del cual evaluar el sistema familiar y conocer qué elementos requieren una mayor atención, o una intervención, para propiciar el adecuado desarrollo psicosocial de los diferentes integrantes del sistema familiar, incluyendo al adolescente.

El Modelo de Estrés Familiar en la Adolescencia (modelo M.E.F.A.D.) incluye los siguientes 6 factores:

Factor I. Adolescencia

La adolescencia supone una etapa de transición desde la niñez a la juventud que se caracteriza por importantes cambios físicos, psicológicos y sociales. Estos cambios obligan al sistema familiar a importantes reorganizaciones. De hecho, en modelos teóricos del ciclo vital de la familia se menciona el comienzo de la adolescencia en los hijos como una de las principales transiciones de la vida familiar. Este proceso de separación y de búsqueda de autonomía que se inicia al final de la niñez y que se desarrolla y se consolida durante la adolescencia influye en gran medida en el funcionamiento familiar.

Factor II. Eventos vitales estresantes

Los eventos vitales son acontecimientos que generan, o tienen el potencial de generar, cambios en diversas parcelas de la vida familiar. Algunos de estos eventos son normativos, esto es, acontecimientos que ocurren como parte del ciclo vital de la familia como, por ejemplo, el reajuste de las relaciones con la familia extensa cuando nace un hijo, o cambios en las relaciones paterno-filiales cuando el hijo es adolescente. Otros eventos no son normativos y no son previsibles al no formar parte del ciclo vital como, por ejemplo, tener un accidente grave de tráfico o recibir de forma imprevista una herencia.

Factor III. Sistema familiar

El tipo de interacciones y de comunicación que se generan en su seno afecta a los recursos de los que disponen sus integrantes y, en consecuencia, incide también en su ajuste y adaptación. Recursos de que dispone la familia: un funcionamiento familiar satisfactorio y una comunicación entre los miembros de la familia positiva y abierta.

Factor IV. Percepción de estrés familiar

El estrés familiar hace referencia a la valoración de los eventos vitales por la familia, es decir, la interpretación más o menos amenazante del evento vital o transición que efectúa el sistema familiar en función de los recursos familiares de los que dispone.

Factor V. Recursos

Las familias potenciadoras, es decir, aquellas que tienen un funcionamiento y una comunicación adecuados, normalmente, no sólo perciben menos estrés familiar sino que también favorecen el desarrollo psicosocial de sus miembros. En este sentido, cabe señalar que recursos tales como la autoestima, las estrategias de afrontamiento y el apoyo social.

Factor VI. Ajuste

Su mayor o menor ajuste influye y es influido por el ajuste familiar. En primer lugar, es influido puesto que el sistema familiar (su funcionamiento, la calidad de la  comunicación entre sus miembros y su capacidad de afrontamiento) incide, de un modo altamente significativo, en los recursos y la adaptación psicosocial del adolescente. En segundo lugar, el grado de adaptación del adolescente influye también en el sistema familiar, puesto que su implicación en conductas delictivas, su consumo abusivo de sustancias o el desarrollo de una sintomatología depresiva, como ejemplos de desarrollo psicosocial poco adaptativo, se convierten en nuevos estresores para el sistema familiar.



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