El
modelo de estrés familiar en la adolescencia: MEFAD
Este
modelo permite analizar el ajuste familiar, así como el bienestar psicosocial
de sus miembros, en aquellas familias con un hijo o hija adolescente. En
concreto, el modelo explora aquellas variables familiares que favorecen o
dificultan esta transición. Su objetivo es facilitar a los profesionales (psicólogos,
trabajadores sociales, pedagogos, educadores sociales) una guía y un
instrumento útil a través del cual evaluar el sistema familiar y conocer qué
elementos requieren una mayor atención, o una intervención, para propiciar el
adecuado desarrollo psicosocial de los diferentes integrantes del sistema
familiar, incluyendo al adolescente.
El Modelo de Estrés Familiar en la Adolescencia (modelo
M.E.F.A.D.) incluye los siguientes 6 factores:
Factor
I. Adolescencia
La adolescencia supone una etapa de transición desde la
niñez a la juventud que se caracteriza por importantes cambios físicos,
psicológicos y sociales. Estos cambios obligan al sistema familiar a
importantes reorganizaciones. De hecho, en modelos teóricos del ciclo vital de
la familia se menciona el comienzo de la adolescencia en los hijos como una de
las principales transiciones de la vida familiar. Este proceso de separación y
de búsqueda de autonomía que se inicia al final de la niñez y que se desarrolla
y se consolida durante la adolescencia influye en gran medida en el
funcionamiento familiar.
Factor
II. Eventos vitales estresantes
Los eventos vitales son acontecimientos que generan, o
tienen el potencial de generar, cambios en diversas parcelas de la vida
familiar. Algunos de estos eventos son normativos, esto es, acontecimientos que
ocurren como parte del ciclo vital de la familia como, por ejemplo, el reajuste
de las relaciones con la familia extensa cuando nace un hijo, o cambios en las
relaciones paterno-filiales cuando el hijo es adolescente. Otros eventos no son
normativos y no son previsibles al no formar parte del ciclo vital como, por
ejemplo, tener un accidente grave de tráfico o recibir de forma imprevista una
herencia.
Factor
III. Sistema familiar
El tipo de interacciones y de comunicación que se generan
en su seno afecta a los recursos de los que disponen sus integrantes y, en
consecuencia, incide también en su ajuste y adaptación. Recursos
de que dispone la familia: un funcionamiento familiar satisfactorio y una
comunicación entre los miembros de la familia positiva y abierta.
Factor
IV. Percepción de estrés familiar
El estrés familiar hace referencia a la valoración de
los eventos vitales por la familia, es decir, la interpretación más o menos
amenazante del evento vital o transición que efectúa el sistema familiar en
función de los recursos familiares de los que dispone.
Factor
V. Recursos
Las familias potenciadoras, es decir, aquellas que
tienen un funcionamiento y una comunicación adecuados, normalmente, no sólo
perciben menos estrés familiar sino que también favorecen el desarrollo
psicosocial de sus miembros. En este sentido, cabe señalar que recursos tales
como la autoestima, las estrategias de afrontamiento y el apoyo social.
Factor
VI. Ajuste
Su mayor o menor ajuste influye y es influido por el
ajuste familiar. En primer lugar, es influido puesto que el sistema familiar
(su funcionamiento, la calidad de la comunicación
entre sus miembros y su capacidad de afrontamiento) incide, de un modo
altamente significativo, en los recursos y la adaptación psicosocial del
adolescente. En segundo lugar, el grado de adaptación del adolescente influye
también en el sistema familiar, puesto que su implicación en conductas
delictivas, su consumo abusivo de sustancias o el desarrollo de una
sintomatología depresiva, como ejemplos de desarrollo psicosocial poco
adaptativo, se convierten en nuevos estresores para el sistema familiar.
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